enamorarse de la vida

Vivir es una aventura, un viaje, un caminar que nos llevará a bucólicos parajes y a desolados campos arrasados por la batalla.  Lo dulce y lo amargo forman parte de nuestra existencia, y se suceden en nuestra experiencia con la gracilidad de quien realiza un armonioso baile.  Nunca sabemos qué acontecerá mañana, vivimos en constante incerteza, y eso puede generar tanto temor como esperanza.

¿Cómo lograr hacer germinar la expectativa, la apertura al futuro, y no la tensión, represión y ocultamiento propios de quien tiene miedo?  Enamorándonos de la vida.

¿Recuerdas la primera vez que te enamoraste de alguien?  Viste a esa persona y algo -un nimio detalle- llamó poderosamente tu atención y te empujó al conocimiento, a la relación, a la proximidad, a la ilusión, a la confidencia, a la confianza, a la esperanza…  Un pequeño detalle dio sentido a su existencia y a la tuya, despertó sentimientos que reposaban en el fondo de tu alma, te volvió poeta, te hizo pasar de puntillas por encima de sus defectos porque sus virtudes salían ganando -con creces- en el balance, te dio una energía que sólo puede surgir de un corazón palpitante…  Una energía que te impulsó hacia lo imposible con una fuerza tal que llegó a realizarse el milagro.  No hay obstáculos ni decepciones para un alma enamorada…  Todo es un reto, una prueba de amor, algo por superar porque el Amor nos llama.

Por eso te digo: mira a tu alrededor y descubre las bellezas ocultas del día a día…  Enamórate de la vida.  Haciéndolo, todo cambiará porque tú habrás cambiado…  Y tu vida contigo.  Verás qué fuerza, qué energía, qué alegría, qué belleza.  Suceda lo que suceda todo será fantástico porque nada temes de aquél al que amas.  Incluso las dificultades se verán transmutadas en oportunidades, y los fracasos en ocasiones de mostrar humildad.

Enamórate de la vida y descubrirás que, entonces, también ella te dará infinitas muestras de amor.  Ama y serás amado.

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